martes, 2 de noviembre de 2010

LA HISTORIA JAMÁS CONTADA

            La luz del atardecer entra tímidamente por mi  ventana y observo el  bello paisaje de la creación, un día más sigo postrada en esta cama sin poder mover ni un solo dedo con la esperanza de morir y que Dios me acoja en su eterna gloria. Estoy haciéndome vieja pero, estoy satisfecha de haber aportado mi pequeño grano de arena al mundo. Tengo tres hijos y cuatro nietos preciosos. Espero que a ellos les toque vivir una época mejor que la que Dios me hizo vivir a mí. Todavía me acuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario